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sábado, 13 de octubre de 2007

Cuarto día: Esna

Nos levantamos a las 7 A.M. para visitar el Templo de Edfú y nuestra sorpresa fue que nada más salir del barco, nos encontramos unas calesas que nos iban a llevar al templo.

La calesa atraviesa la ciudad de Esna que a esas horas está algo apagada por ser Ramadán pero si da tiempo a ver como las mujeres, todas con sus velos, se agolpan para comprar en la panadería sin ninguna cola ni orden y levantando las manos para que les atiendan antes.

La calesa llega a una gran esplanada donde aparca esta y cientos más. Después de pedirnos por 5ª vez la propina el conductor, atravesamos la esplanada y cruzamos un mercadillo para llegar a la entrada del Templo.

El Templo de Edfú está dedicado a Horus, el dios Halcón. Fue construido y decorado entre el 242 a.C. y el 57 a.C.

Dicen que es el templo mejor conservado de Egipto y el de más importancia después de Karnak. La verdad es que es muy bonito, pero hay tanta gente viéndolo a la vez que es muy difícil apreciar esa importancia, muestra de ello es una imagen de uno de los pasillos laterales del templo.

Cualquier explicación del guía se hace inaudible, aparte de no caber todo el grupo en unos pequeños metros cuadrados por el continuo trasiego de turistas.


La característica más importante del templo es que según se avanza por las habitaciones, estas van siendo más pequeñas y más oscuras hasta llegar al oscuro santuario.

La fachada del templo o técnicamente llamada Pilono, está decorada con imágenes de Ptolomeo XII Neo Dioniso prisioneros ante Horus y Hathor.

Debajo del pilono, escoltando la entrada se encuentran 2 halcones de granito negro.

Nada más acceder al templo nos encontramos en un patio con columnas a ambos lados.

Después del patio accedemos a la primera sala hipóstila o "El pronaos" con 12 columnas decoradas con formas vegetales en su parte inferior y con 2 salas a derecha e izquierda. La sala de la derecha se utilizaba para la purificación de sacerdotes y la sala de la izquierda era una biblioteca.

Lo más característico de esta sala es que contiene a su vez otras 4 que servían para albergar ofrendas secas, ofrendas líquidas y un laboratorio que dispone de imágenes de cómo preparar las ofrendas.

Escoltando la entrada al Pronaos se encuentran dos estatuas de horus con doble corona.
Son muy bonitas y están bastante bien conservadas pero un poco negruzcas del sobe que le dan los turistas que se quieren fotografiar pegados a ella.


Después de esta sala se encuentra la cámara de las ofrendas, después la sala central donse se encuentra la capilla del dios Min. Tras esta sala se encuentra el santuario con el naos que albergaba la imagen de Horus y un pedestal donse se encontraría una barca. Actualmente se puede ver una replica de la barca. Y no sé porqué motivo el apelotonamiento de turistas intentando hacer una foto al santuario es fuera de lo normal.


En la parte exterior del templo, existen corredores o pasillos donde existen numerosas inscripciones de temas religiosos, además de inscrpciones que tratan cómo se construyó el templo.


Después de ver el templo un poco agobiados nos dirigimos a coger otra vez la calesa que nos lleve a la motonave. Antes debemos cruzar el mercadillo, el cual es uno de los más agobiantes de todo Egipto, ya que los comerciantes te agarran del brazo, se ponen en medio de tu camino, etc. Nosotros al ir bien de tiempo nos paramos a comprar 2 chilabas. Mi consejo en cuanto a las compras es primero tener paciencia, no asustarse por el precio inicial que ponga el comerciante, tener muy claro cuánto se esta dispuesto a pagar por el producto y por último no cortarse en absoluto e irse si no nos convence el precio, os garantizo que si el precio le sigue interesando el comerciante se irá detrás de vosotros regateando.

Tened mucho cuidado cuando cerréis un precio y os metan lo comprado en una bolsa, porque a veces os meten el mismo producto pero algo más deteriorado. Y en caso de las chilabas, negociad el precio junto a los pañuelos, y cuando lo cerreis cercioraros de que los introduce en la bolsa, ya que suelen hacer los tontos (o mejor dicho los listos) y decir que el precio no incluía los pañuelos.

En cuanto a los precios de las chilabas, el guía dijo que no se debía de pagar más de 5 ó 6 € por una chilaba buena y con decoraciones, pero mi opinión es que no se debe pagar más de 4 ó 5 €, lo que son 40 L.E. Por una chilaba normalita en mi grupo se llegó a pagar 12 L.E. (1,5 €), pero siempre hay que tener en cuenta que hay que pagar precios dignos y no regatear los precios hasta el punto de libra arriba, libra abajo, ya que para nostros no supone nada, pero para los comerciantes egipcios sí.

Atravesado el mercadillo se llega a la esplanada donde estan esperando los chóferes de las calesas bastante nerviosos y excitados porque cambian de turno. Se hace mucho hincapié en que no se suba a otra calesa que no fuera la que nos trajo, para cerciorarse fijarse en el número que esta pintado en el carro.

Llegados a la motonave nos disponemos a comer y a intentar dormir la siesta mientrás el barco navega a contracorriente con el estruendo de los motores hacia Kom Ombo.

Llegados allí y trás atravesar otro mercadillo y sortear multitud de niños vendiendo pulseras y colgantes llegamos al Templo de Kom Ombo.

En primer lugar decir sobre el templo que está en ruinas pero que resultan muy interesantes las inscripciones que se encuentran aún en sus muros.

El templo estaba dedicado a 2 dioses, al dios halcón Haroeris (Horus el viejo o el grande) y a Sobek, divinidad local con cabeza de cocodrilo. A los habitantes de la zona, no le gustaba que se les asociara con la adoración a un dios malo y por eso adjuntaron al templo otro dios como fue Horus y por eso el templo resulta curioso, al ser todo construido por duplicado, las salas, los santuarios, etc.


La fachada dispone de dos entradas que llevan a las salas para la adoración de Horus o Sobek.

Después nos adentramos en el patio que está en ruinas pero que mantiene algunas inscripciones.

Desde el patio nos accedemos en la primera sala hipóstila con columnas talladas con lotos y papiros.


Luego se encuentra la segunda sala hipóstila donde muestran escenas de ofrendas.

Debido a su estado en ruinas se pueden ver los secretillos, es decir los corredores y paredes huecas que utilizaban los sacerdotes para emitir sus profecías y sentencias en nombre del dios, dando lugar a una voz atronadora, siniestra, que pareciera la del dios.

Después de estas salas se puede observar un grabado con el sistema numérico o calendario que usaban los egipcios en aquela época (1350 a.C - 180 a.C.). El calendario relata las fechas en las que se deben plantar y recoger las cosechas.

Cercano a este calendario se encuentra las inscripciones que relatan el material quirúrgico que se usaba por entonces, resulta curioso observar que no es muy distinto al usado hoy.
Además también se observa la formar de dar a luz (sentadas) que tenían entonces.
Como el templo era dedicado al dios Sobek (cocodrilo) se encuentra un cocodrilo momificado en una pequeña sala en un extremo del templo.
También en el templo se encuentra un nilómetro, que es un pozo medidor de las crecidas del Nilo, para así el faraón saber cuanto debe recaudar en impuestos a los agricultores por tierras inundadas o por consiguiente fértiles para el cultivo. También dicen que en él guaradaban los cocodrilos.
Ya anocheciendo, salimos del templo y damos una vuelta por el mercadillo que colinda la rivera del Nilo. Es uno de los mercadillos más agobiantes de todo Egipto. Es allí donde se suelen comprar las chilabas ya que esa noche en los cruceros se suele hacer una fiesta con todo el mundo disfrazado. Nosotros como nos teniamos que leventar a las 2 A.M. para ir a Abu Simbel en autobus no disfrutamos mucho de la fiesta. También esa noche la cena en el barco suele ser de comida tradicional.
Como iba diciendo, el mercadillo es muy agobiante, como también fue el de la mañana. Las frases más usadas por los comerciantes son; "Mirar no agobiar" , imaginaros lo que agobia el que no lo dice... "Más barato que en el Carrefour o Mercadona" y el truco más usado para vender es cogerte de la muñeca para llevarte hacia su tienda, ponerte la chilaba encima o decirte que te la dejan por 1 €, que es mentira.
Mi consejo es que os espereis a última hora cuando casi todo el mundo esté en el barco y los comerciantes están más tranquilos, cuando ya conoceis los precios a los que han comprado los demás y dónde, en ese momento aprovechar a comprar y seguro que lo haceis a buen precio, sin mucho regateo y más tranquilamente.
Con todo esto sólo cabe descansar lo que se pueda porque al día siguiente toca super madrugón para ir a Abu Simbel. La gente que se va en avión madruga menos, a las 6 A.M. , hace la visita más descansada pero lo malo es que la hace a hora centrales del día cuando hace un calor infernal y coinciden con todos los visitantes, los del bus y el avión, lo que es más agobiante y las fotos no salen igual de bonitas.


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