
miércoles, 31 de octubre de 2007
domingo, 28 de octubre de 2007
Sexto día: Asuán - Pueblo Nubio - El Cairo
Uno de los días más bonitos de nuestro viaje a Egipto es el que os voy a pasar a contar a continuación. En primer lugar, nos levantamos a una hora respetable, las 7 A.M, así que íbamos descansados y bien desayunados para afrontar el día.
Nada más salir del barco, nos montamos en una faluca, son barcos de madera, bastante anchos, con asientos a los lados y algunas hasta de dos plantas. Su peculiaridad es que su única vela es triangular. Cada feluca suele tener un nombre llamativo para los turistas, como es Bill Clinton, Arnold Schwarzenegger, etc, sobre el nombre suele ir pintado el ojo de Horus el cual les da suerte y protección.
Montados en la faluca damos un paseo de 15 minutos y relajadamente por el Nilo, el cual por Asuán tiene un toque especial, al tener orillas verdes, barcos apostados a los lados, edificios emblemáticos y tumbas del Egipto Antiguo.
Tras el romántico paseo, en pleno centro del río cambiamos de barca y pasamos a una con motor, que nos introduciría por los pequeños y estrechos regueros navegables que deja el Nilo al ser invadido por la vegetación. Por esta parte del Nilo, se dice que antes reunía una gran concentración de cocodrilos, de los cuales en la actualidad no hay rastro aunque se mantengan los carteles de "Peligro Cocodrilos".
Aprovechad el paseo para observar a las aves que rondan estos parajes, y si podéis quedaros en silencio para escuchar la multitud de sonidos de aves que no habréis escuchado nunca en vuestros lugares de origen.
Durante el paseo os encontraréis niños que se agarran a la embarcación con barquitas chiquititas o simplemente nadando y aguantandose con la fuerza de sus brazos. Empiezan a cantar canciones típicas de España, pero mejor que contarlo es verlo:

Salimos del barquito y subimos una pequeña loma, donde nos están esperando una multitud de camellos para llevarnos al Pueblo Nubio. Después de esperar nuestro turno de montar bajo la sombra del único árbol de la zona, nos disponemos a subir a los camellos. Preparaos para la subida del camello, ya que es algo brusca, mi consejo es que echéis el cuerpo hacia atrás. Que nos os abrumen los pequeños gritos que se escuchan de todas las mujeres turistas al levantarse el camello, crean un pequeña sensación de aventura y peligro que personalmente a nosotros nos gustó.

Ya caminando con el camello junto a sus cuidadores, disfrutad del paisaje, el Nilo a la izquierda y a la derecha el asentamiento nubio, con sus peculiares casas y puestos de comida y especias. Que no os asuste que el camello vaya sólo o que roce con las patas el pequeño precipicio que separa la tierra y el agua del Nilo. Los guías de los camellos os harán fotos y os darán charla, eso sí, al final os pedirán la típica propina. Ya llegados al final de la ruta y después de pasar el trance de la bajada del camello, nos metemos en una casa típica nubia donde las niñas nos acogen cantando y bailando. Sorprende su color de piel, que no es igual al de los egipcios, y sus ojos, los cuales son de color oscuro y de mirada profunda, preciosos...


Explicar que los nubios se consideran así mismos los descendientes del antiguo reino de Kush. En el pasado conquistaron y gobernaron todo Egipto con el emperador Nubio Tejerka, fundando la dinastía XXV. En sus creencias pasaron de adorar a ídolos como Jenun, el becerro de oro de la isla Elefantina, al cristianismo Copto, para convertirse al Islam en el s. XIV. Destaca en este pueblo su gran capacidad de integración social, pues sienten que todo el pueblo nubio forma una gran familia, en la que viven y se sienten seguros.
Allí, nos enseñan un pobre cocodrilo que hay guardado dentro de una pequeña bañera que casí no puede ni acogerle de lo reducida que es.

Dentro de la casa podemos ver sus habitaciones, sus pinturas, los colores con los que se decoran las fachadas y degustar comida típica, eso sí, aderezado con coca-cola, cerveza y tés típicos.
Si lleváis chicles o caramelos, no dudéis en dárselos a los niños, ya que son muy simpáticos y alegres cuando los reciben, os llevaréis una sonrisa de recuerdo.
También tendréis la posibilidad de haceros un tatuaje de henna, os darán unas hojas con los dibujos que hacen aunque si queréis alguno en especial no dudéis en pedirlo.
Despúes de la visita nos volvemos a montar en la barca que nos lleva a la motonave donde comemos, hacemos la maleta y nos disponemos a salir hacia el aeropuerto de Asuán para coger el vuelo hacia El Cairo. Como ya habréis leído en anteriores entradas de este diario, la organización de la facturación en Egipto es algo sorprendente. No os darán un billete con vuestro nombre, vuestra maleta llevará el nombre de otro, y todo así. Eso si, pasaréis como mínimo 4 controles de policía, así que evitar llevar líquidos y cosas metálicas, y el pasaporte y la tarjeta de embarque siempre a mano.
Después de pasar la odisea del areopuerto nos disponemos a volar un par de horas hasta El Cairo en la misma ruina de avión que nos trajo a Egipto. Llegados a la capital egipcia, os recogerán los representantes de la compañía que os llevarán como borregos al hotel. Nosostros fuimos al Ramsés Hilton, que está muy bien situado, junto al Nilo y el Museo Egipcio. Es de 5 estrellas, pero sus habitaciones tienen bastante roña, pero es normal ya que la ciudad tiene una neblina perenne de contaminación que pondrá negro todo lo que esté en contacto con ella.
Esa noche, mucha gente tenía contratada una cena espectáculo que valía 30 o 40€. Nosotros no la contratamos y nos lanzamos a la aventura de coger un taxi y cenar en Fish Market que hay junto al río. La cena no estuvo mal (10€ /persona, langostinos y lubina del Mar Rojo), pero estuvo mejor experimentar la sensación de montar en un taxi de 20 años que se mueve entre atascos y personas cruzando por cualquier lado como si no pasara nada. Allí os plantearéis vuestra forma de conducir, y descubriréis que el claxon tiene muchas más funciones de las que conocemos.

Hay taxis de 5 plazas y de 7, los de 7 son un poquito más caros. Nosotros no pagamos más de 3 € por un taxi en nuestra estancia en El Cairo. Solíamos pagar por una carrera media entre 20 o 25 L.E. según las ganas que tuviéramos de regatear, pero eso sí, acordar el precio antes de montaros en el taxi y tened cuidado con las vueltas. También os ofrecerán taxis en coches privados, que no sé si serán peligrosos cogerlos o no, nosotros lo hicimos y no ocurrió nada.
Y con la experiencia de sentir lo que vive Alonso al adelantar a Raikonnen, Massa y Hamilton constantemente, llegamos al hotel sanos y a salvo, dispuestos a meternos en la cama para visitar al día siguiente una de las 7 antiguas maravillas del mundo: Las Pirámides.
miércoles, 24 de octubre de 2007
Frase del día
miércoles, 17 de octubre de 2007
Quinto día: Asuán - Abu Simbel
En cuanto al avión lo positivo es evitarse el madrugón y la rapidez para embarcar y llegar al destino en aviones que según dicen son buenos y modernos. No os extrañe si embarcáis con un billete que no es el tuyo porque así es también para ir a El Cairo como a la vuelta para Madrid y Barcelona. Más exactamente para ir a Abu Simbel te tienes que apuntar en un papel, eso es la facturación en Egipto, como ya he dicho anteriormente es un caos controlado.
Llegamos a Abu Simbel 3 horas después más o menos escoltados por la policía y otras muchas decenas de autobuses repletitos de turistas.
Ramsés II construyó el templo que se llama como su nombre para asustar y acobardar a los enemigos africanos que tras seguir la ruta que conduce desde África a Egipto se encontrarían con 4 enormes estatuas del faraón sentado y escritos sobre la dominación del faraón sobre sus enemigos asiáticos y africanos.



La primera sala del templo de Ramsés II alberga 8 estatuas del faraón en postura osirica (brazos en cruz). A nosotros nos llamó la atención un grabado donde el faraón conduce un carro escoltado por un león, lo cual es imposible...
El templo esta rodeado con galerías también muy ilustradas y con bastante color, para mi que lo han restaurado demasiado.
Y la última sala del templo es el santuario del cual ya hemos hablado que contiene al faraón y a los 3 dioses.
A la derecha (Norte) del templo de Ramsés II se encuentra el templo menor de Neferatari que está dedicado a Hathor, diosa del amor y la belleza. Es más pequeño pero no es por ello menos bonito o trabajoso de construir.

Este templo se lo construyó Ramsés a su esposa preferida de las noventa y pico que tenía para honrarla. Por ello la fachada está decorada con 4 estatuas de Ramsés y 2 de Nefertari del mismo tamaño, que explica el cariño que la tenía.
Lo más curioso y bonito del templo es la primera sala que contiene seis columnas con la cabeza de la diosa Hathor esculpidas en ella.
Las salas que la rodean contienen grabados donde Ramsés y Nefertari ofrecen sacrificios a los dioses y las típicas escenas militares que también se ven en el templo mayor.
Y con esto se acaba la maravillosa excursión a Abu Simbel que uno no se puede perder si viaja a Egipto.
Nos montamos en el autobús habiendo pagado alguna librilla, por usar los servicios ya que hay que aguantar otras 3 horas de vuelta.
También a la salida se puede comprar cosillas majas en el mercadillo, pero os aconsejo que os espereis a El Cairo para ello. Eso si, no perdais la oportunidad de comprar postales del sitio ya que no las veréis más.
Llegados a la motonave con un calor infernal, nos disponemos a comer y sin para mucho en la habitación, salimos para visitar el Obelisco Inacabado en las horas centrales del día y con un calor sofocante y deshidratador.
El famoso Obelisco Inacabado se encuentra en una cantera en Asuán. Es famoso ya que los egipcios nunca llegaron a acabarlo ya que empezó a grietarse, lo que hizo a los ingenieros de la época pensar que la calidad del granito no era buena y plantearse la imposibilidad de trasladarlo.
El Obelisco iba a ser el más grande construido ya que mide casi 42 metros y pesa 1200 toneladas.
El hallazgo de este monolito fue muy importante ya que permitió conocer la manera en que los antiguos egipcios construían dichas moles.
A pie de cantera se pueden observar distintos orificios en los que se introducían troncos mojados en agua, el agua al secarse dicen que hacía estallar el tronco y por tanto la piedra.

De aquí nos llevaron a ver la Presa de Asuán que no tiene nada curioso que ver más que la panorámica inmensa del lago Nasser y al otro lado el río Nilo.
Si vais atentos por el camino vereis en una orilla del río el templo de Filae, el cual dicen que es precioso verlo con el espectáculo de luz y sonido.

De aquí nos llevan a ver dos tiendas para turistas, la de Pairos y la de Esencias. Mi consejo es que no compréis nada aquí ya que los precios son totalemnte españoles y europeos. Por poco que busqueis en El Cairo veréis los mismos papiros el doble de baratos.
Los de la Tienda de Papiros dicen que sus papiros son únicos y originales, lo cual es totalmente incierto porque los ves en cualquier tienda allí y aquí, y además más baratos. En la que nos llevaron vendían papiros que eran pintados por Nubios, eran bonitos, muy caros, y por el motivo anterior dudosos.
Nada más entrar a la tienda te ofrecen té y te cuentan de forma cansina porque lo repiten 20 veces al día durante todo el año, cómo es la elaboracíon de los papiros, y la manera de distinguir entre el papiro hecho de platano (os vendrá bien para compralos en otro lado...) y el bueno, que está hecho de caña.
De allí, recorrreis 10 metros y os meten en la Tienda de Esencias, donde te venden perfumes que emulan a los originales (En España lo venden las tiendas de chinos) en cuanto a olor y precio. Además os intentan vender esencias para todo tipo de funciones como viagra, resfriado, tos, etc.
En conclusión, el día es muy duro y merece la pena la parte de Abu Simbel, pero la segunda parte os podéis quedar en el barco descansando si lo necesitais ya que no lo merece tanto.
sábado, 13 de octubre de 2007
Cuarto día: Esna
Nos levantamos a las 7 A.M. para visitar el Templo de Edfú y nuestra sorpresa fue que nada más salir del barco, nos encontramos unas calesas que nos iban a llevar al templo.
La calesa atraviesa la ciudad de Esna que a esas horas está algo apagada por ser Ramadán pero si da tiempo a ver como las mujeres, todas con sus velos, se agolpan para comprar en la panadería sin ninguna cola ni orden y levantando las manos para que les atiendan antes.
La calesa llega a una gran esplanada donde aparca esta y cientos más. Después de pedirnos por 5ª vez la propina el conductor, atravesamos la esplanada y cruzamos un mercadillo para llegar a la entrada del Templo.
El Templo de Edfú está dedicado a Horus, el dios Halcón. Fue construido y decorado entre el 242 a.C. y el 57 a.C.
Dicen que es el templo mejor conservado de Egipto y el de más importancia después de Karnak. La verdad es que es muy bonito, pero hay tanta gente viéndolo a la vez que es muy difícil apreciar esa importancia, muestra de ello es una imagen de uno de los pasillos laterales del templo.
Cualquier explicación del guía se hace inaudible, aparte de no caber todo el grupo en unos pequeños metros cuadrados por el continuo trasiego de turistas.
La característica más importante del templo es que según se avanza por las habitaciones, estas van siendo más pequeñas y más oscuras hasta llegar al oscuro santuario.
La fachada del templo o técnicamente llamada Pilono, está decorada con imágenes de Ptolomeo XII Neo Dioniso prisioneros ante Horus y Hathor.
Debajo del pilono, escoltando la entrada se encuentran 2 halcones de granito negro.
Nada más acceder al templo nos encontramos en un patio con columnas a ambos lados.
Después del patio accedemos a la primera sala hipóstila o "El pronaos" con 12 columnas decoradas con formas vegetales en su parte inferior y con 2 salas a derecha e izquierda. La sala de la derecha se utilizaba para la purificación de sacerdotes y la sala de la izquierda era una biblioteca.
Lo más característico de esta sala es que contiene a su vez otras 4 que servían para albergar ofrendas secas, ofrendas líquidas y un laboratorio que dispone de imágenes de cómo preparar las ofrendas.
Escoltando la entrada al Pronaos se encuentran dos estatuas de horus con doble corona.
Son muy bonitas y están bastante bien conservadas pero un poco negruzcas del sobe que le dan los turistas que se quieren fotografiar pegados a ella.
Después de esta sala se encuentra la cámara de las ofrendas, después la sala central donse se encuentra la capilla del dios Min. Tras esta sala se encuentra el santuario con el naos que albergaba la imagen de Horus y un pedestal donse se encontraría una barca. Actualmente se puede ver una replica de la barca. Y no sé porqué motivo el apelotonamiento de turistas intentando hacer una foto al santuario es fuera de lo normal.
En la parte exterior del templo, existen corredores o pasillos donde existen numerosas inscripciones de temas religiosos, además de inscrpciones que tratan cómo se construyó el templo.
Después de ver el templo un poco agobiados nos dirigimos a coger otra vez la calesa que nos lleve a la motonave. Antes debemos cruzar el mercadillo, el cual es uno de los más agobiantes de todo Egipto, ya que los comerciantes te agarran del brazo, se ponen en medio de tu camino, etc. Nosotros al ir bien de tiempo nos paramos a comprar 2 chilabas. Mi consejo en cuanto a las compras es primero tener paciencia, no asustarse por el precio inicial que ponga el comerciante, tener muy claro cuánto se esta dispuesto a pagar por el producto y por último no cortarse en absoluto e irse si no nos convence el precio, os garantizo que si el precio le sigue interesando el comerciante se irá detrás de vosotros regateando.
Tened mucho cuidado cuando cerréis un precio y os metan lo comprado en una bolsa, porque a veces os meten el mismo producto pero algo más deteriorado. Y en caso de las chilabas, negociad el precio junto a los pañuelos, y cuando lo cerreis cercioraros de que los introduce en la bolsa, ya que suelen hacer los tontos (o mejor dicho los listos) y decir que el precio no incluía los pañuelos.
En cuanto a los precios de las chilabas, el guía dijo que no se debía de pagar más de 5 ó 6 € por una chilaba buena y con decoraciones, pero mi opinión es que no se debe pagar más de 4 ó 5 €, lo que son 40 L.E. Por una chilaba normalita en mi grupo se llegó a pagar 12 L.E. (1,5 €), pero siempre hay que tener en cuenta que hay que pagar precios dignos y no regatear los precios hasta el punto de libra arriba, libra abajo, ya que para nostros no supone nada, pero para los comerciantes egipcios sí.
Atravesado el mercadillo se llega a la esplanada donde estan esperando los chóferes de las calesas bastante nerviosos y excitados porque cambian de turno. Se hace mucho hincapié en que no se suba a otra calesa que no fuera la que nos trajo, para cerciorarse fijarse en el número que esta pintado en el carro.
Llegados a la motonave nos disponemos a comer y a intentar dormir la siesta mientrás el barco navega a contracorriente con el estruendo de los motores hacia Kom Ombo.
Llegados allí y trás atravesar otro mercadillo y sortear multitud de niños vendiendo pulseras y colgantes llegamos al Templo de Kom Ombo.
La fachada dispone de dos entradas que llevan a las salas para la adoración de Horus o Sobek.

Luego se encuentra la segunda sala hipóstila donde muestran escenas de ofrendas.





miércoles, 10 de octubre de 2007
Tercer día: Luxor
El Tercer día del viaje ha sido uno de los más bonitos ya que hemos visitado el Valle de los Reyes, Los Colosos y el Templo de Habu.

Un dato curioso de la tumba de Ramsés III es que en su construcción se produjo la primera huelga de la historia al no recibir los trabajadores suficiente comida.
Dentro de las tumbas no se puede hacer fotos ni video, y los guías dicen (no sé si será cierto) que se tienen 10 minutos para visitar cada tumba.
Después del valle nos dirijimos hacia el Templo de Habu que fue el Templo mortuorio de Ramsés III. Nos llevamos una grata sorpresa al visitarlo porque nos gustó mucho, por sus columnas, por su poco deterioro, etc.
Nada más entrar por una puerta estrecha nos encontramos con el primer pilono (imagen de arriba) de 22 metros de altura y 63 metros de ancho. Se ve a Ramsés III castigando a prisioneros frente a los dioses Ra y Amón.

Pasamos la fachada y pasamos al primer patio que contiene columnas con capiteles campaniformes y osiríacos. Es curiosa la representación del conteo de prisioneros y muertos de enemigos en la batalla, cortándoles las manos y las lenguas (penes según nuestro guía) para demostrar al faraón las bajas de los enemigos.
Pasamos al segundo pilono donse se muestra la presentación de cautivos a Amón y Mut, y los logros del faraón.
Después se accede al segundo patio lleno de pilares osiríacos y papiriformes. Llama la atención la buena conservación de los colores de las representaciones del templo.
De aquí se pasa a la sala hipóstila que estaba formada por 24 columnas de las que quedan poco hoy en día, además esta rodeada de salas pequeñas destinadas a una capilla consagrada a Ramsés II divinizado, cámara del tesoro, sala de ofrendas, capilla de Ptah-Sokar-Osiris y Ramsés III divinizado.

Por último, es curiosa la profundidad que tienen todas la representaciones y sobre todo los cartuchos de los faraones, ello es debido para que ningón otro faraón se pudiera apropiar la creación del templo. Al estar muy profundo, tendrían que esculpir demasiado la piedra y así desistirian de su intento.
Visto el templo, vamos a ver los Colosos de Memmón que son los únicos restos que aún quedan del templo funerario de Amenhotep III. Miden 18 metros y estan construidos con bloques traídos expresamente desde Gebel el-Ahmar.
Los colosos son famosos porque al salir el sol parecía que cantaban. Los griegos lo vieron y se lo atrubuyeron al mítico guerrero Memnón, hijo de la Aurora, muerto en un enfrentamiento con Aquiles que cada mañana saludaba con el ruido a su madre que aprecía por el horizonte.
La realidad es que un terremoto agrietó la estatua, donde se almacenaba la humedad de la noche que a la salida del sol se evaporaba y daba lugar a ese sonido característico.
El coloso siguió haciendo dichos ruidos hasta la restauración ordenada por Septimio Severo a principios del siglo III.

Vistos los colosos partimos hacia un Luxor, donde esperamos en una calle rodeada por un colegio y un cuartel de policía al resto de autobuses de turistas para formar un convoy que nos guie hacia Edfú donde se encuentra la motonave ya atracada, la cual mientrás haciamos las vistias pasaba la esclusa de Esna.
martes, 9 de octubre de 2007
Primer y Segundo día: Luxor
1º Día
2º Día
Nos dejan la mañana libre, la cual la aprovechamos para pasear por las instalaciones del hotel, desayunar tranquilamente, etc. Nos trasladan a la motonave Nile Festival, que aparentemente es un barco moderno, dispone de jacuzzi y piscina común en la terraza, discoteca-bar y una bonita entrada. A los barcos se suele pasar atravesando otros barcos, lo cual sirve para comparar las motonaves.

Nada más acabar de comer, montamos en un minibús y partimos hacia el Templo de Karnak. En el bus empezaréis a vislumbrar cómo es la forma de conducir en Egipto, si ya os da miedo, os queda El Cairo, que es como el Circuito de Cataluña, con la única diferencia que no corren 20 coches sino millones. El bus adelanta por donde quiera, burros con carros, coches y motos pueden ir perfectamente en dirección contrario, todo ello es solucionado con un bocinazo y ya está.
A continuación, se accede a la sala hipóstila, una de las salas que más os impresionará de todos los templos egipcios. Actualmente el techo está destruido, pero en su época era soportado por 134 columnas que aún siguen ahí de 23 metros de altura. Sus capiteles son papiriformes cerrados. Fijaros en sus inscripciones, de los sellos (cartuchos) de cada faraón, del curioso dios Min, dios de la fertilidad, es curioso porque lo representaban con el pene erecto y con una pierna y un brazo. También os daréis cuenta de grafitis de personas que pasaban por allí, con nombres romanos, ingleses,etc.



Al entrar, a la izquierda si miramos hacia arriba nos encontramos la puerta a una mezquita que se construyó encima del templo cuando este estaba tapado por tierra. Por ello es el único templo que esta dedicado a 3 religiones distintas, la musulmana, la cristiana, y la de los antiguos egipcios.



Saliendo del mercado nos damos cuenta que estamos en el barrio más pobre de Luxor, casa viejísimas, escombros, polvo y sin luz, los choferes aprietan el paso y vuelven a salir a las ajetreadas calles. Pasaréis por el templo de Luxor de noche y por multitud de mezquitas decoradas. Y por supuesto, por el camino os perseguirán muchos niños pidiendo dinero, caramelos o simplemente saludándote.